Amantaní, principal atractivo del Titicaca

Es la isla más grande de todo el territorio peruano y la que, de acuerdo a los mitos de los pobladores locales, alberga a los denominados “gentiles”. Nos referimos a la isla Amantaní, que esta semana cumplió 54 años de creación política como distrito.
Es necesario precisar que el distrito está ubicado a más de 4 msnm y fue creado el 9 de abril de 1965 en el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry; actualmente cuenta con 10 comunidades que se reparten en, aproximadamente, 800 familias, las cuales se dedican al turismo, agricultura, ganadería y a la pesca artesanal.
En la isla existe un grupo de casas derruidas, con alguna infraestructura aún visible y otros detalles domésticos; los pobladores, cuando son consultados al respecto, responden que aquel sitio pertenece a los “gentiles”, personajes o espíritus enigmáticos de la zona y por ello no se acercan demasiado a esos lugares.
La ocupación de habitantes de esta isla, se remonta a la época pre Inca. No obstante, se sabe que por el año de 1580, la isla fue vendida por el Rey Carlos V al español Pedro González, según lo precisa la estudiosa Rita Prochaska.
Los pobladores de Amantaní son quechua hablantes y procuran su sustento de muchas otras formas. Por ejemplo, mediante la comercialización de diversos productos que los llevan a trajinar grandes distancias del lago Titicaca y actualmente su principal potencial es el turismo vivencial.
En los 9 kilómetros de superficie que tiene la isla no existe presencia policial. La justicia comunal es la que vela por la tranquilidad de sus habitantes.
Para llegar hasta Amantaní, hace falta navegar el lago Titicaca desde el puerto de Puno, por alrededor de tres horas y media. La otra opción es ir por tierra, desde Juliaca o Puno, hasta el muelle de Chifrón, en Capachica, y ahí tomar una lancha que tarda unos 40 minutos en su recorrido hacia la isla.
En la Amantaní, hay solo un hotel y es de lujo, exclusivo para turistas extranjeros, quienes están dispuestos a gastar más de 400 dólares por persona la noche. La opción más asequible y popular para visitantes, locales y nacionales, es quedarse en las casas de los comuneros, hechas de adobe y quincha.
Los habitantes ofrecen a los visitantes pensión completa a base de productos andinos. Algunas de ellas reciben pasajeros de manera directa o por agencias, y otros por rotación que establecen las asociaciones locales de turismo. Al alojarse con las familias locales, el viajero comparte las actividades, rituales y participa de peñas folklóricas que realizan las familias.
Según la mitología andina, en Amantaní hay varios hitos que celebran la cosmovisión andina. Uno es el centro ceremonial Pachamama, en el punto más alto de la isla y sobre la cima del cerro Llaquistiti, dedicado al género femenino. El otro es el Pachatata, representante de lo masculino, y está frente a él, en el cerro Coanos.
Desde tiempos preincas, cada tercer jueves de enero, ambos se abren por única vez en el año, para llevar a cabo la fiesta más antigua y original del lago, un ritual de adoración a la Madre Tierra y al Padre Cielo, la fecunda dualidad andina. Una ofrenda para que la cosecha del año sea buena.
Fuera de esa fecha, sin embargo, los viajeros son invitados a subir para contemplar la puesta del sol. El Coanos es un mirador natural desde donde se llega a ver la Cordillera Real y Copacabana, en Bolivia.
COMUNIDADES
1. Amantaní
2. Santa Rosa
3. Lampayuni
4. Sancayuni
5. Alto Sancayuni
6. Occosuyo
7. Occo Pampa
8. Incatiana
9. Colquecachi
10. Villa Orinojón