Titicaca las playas más altas del mundo
Sobre los 3.800 metros sobre el nivel del mar y a orillas del lago navegable más alto del mundo han surgido media docena de playas que prometen convertirse en nuevo destino turístico del sur peruano.
Por: Roberto Ochoa
Cuando calienta el sol aquí en el Titicaca se entiende el por qué los incas reverenciaron al astro rey y lo instalaron en la cúspide de su panteón mitológico. Y es que mientras sus disparos de luz astillan la oscuridad de la noche, el mundo se calienta hasta hacerse habitable, cordial, espantando el crudo frío nocturno que congela hasta los malos pensamientos.
Para los peruanos que habitamos la costa -acostumbrados a esos crepúsculos espectaculares propios del verano austral- siempre será un milagro ver un amanecer sobre este horizonte casi marino del lago navegable más alto del mundo. Y es que el paisaje es sobrecogedor. En estos días las lluvias de temporada pintaron de verde las suaves lomas cercanas al litoral lacustre. Los campos de cultivo lotizan el paisaje con su producción de papas, ollucos, cebada, quinua, mashua y cañihua.
El viento empuja las enormes nubes que van formando siluetas de gigantescos animales divinos mientras cambian de color en una paleta cromática que va desde el blanco yeso hasta todas las tonalidades de grises. Las más oscuras siguen cargadas de lluvia luego de descargar sus cortinas de agua durante toda la noche, mientras ofrecen un espectáculo de fuegos naturales con sus descargas de rayos (el temible Illapa) y sus truenos y relámpagos que sacuden el mundo.
Pero el alba también calma a los dioses de la lluvia y es entonces cuando las aguas del Titicaca se convierten en un espacio nuevo para los deportes acuáticos, incluyendo la aparición de una cultura playera a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar.
Las denominan las «playas de altura del Altiplano» y fácilmente podrían ser registradas como las más altas del mundo. Las agencias de turismo, el Gobierno regional y las municipalidades distritales puneñas están ahora empeñados en promocionar sus playas.
Algunos sostienen que se trata de un fenómeno cultural que aprovecha el calentamiento global. Otros aseguran que los pobladores de Juliaca y Puno son cada vez más cosmopolitas y extrañan esas jornadas playeras en el litoral de Arequipa y de Lima. Lo cierto es que ya son media docenas de playas las que se están convirtiendo en los «point» de Puno, incluyendo jornadas como la elección de «Miss Playas del Titicaca», como escenario para las prácticas de deportes acuáticos, o como epicentro de las jaranas de amanecida para recibir el año nuevo.
La pregunta de rigor es «¿cómo te vas a bañar en esas aguas heladas?». Lo mejor es darse un chapuzón con un wetsuit o traje de neopreno, pero no faltan los valientes puneños y algunos «gringos» que se zambullen con una simple ropa de baño. Por eso es necesario saber que la temperatura a orillas del Titicaca puede llegar hasta los 16 y 18 grados centígrados (en promedio), pero con la fuerte radiación solar se produce un efecto termorregulador que provoca una sensación térmica de hasta 20 o 21 grados Celsius, suficiente para llenarse de valor y darse un chapuzón.
Los «point»
Capachica está al sureste de la ciudad de Juliaca. Desde el aeropuerto basta una hora de camino para llegar a los numerosos hospedajes que abundan en esta enorme península. Todos te ofrecen una jornada de «turismo vivencial» (visita a las islas flotantes de los uros y paseos en yate por el lago), pero en los últimos meses también brindan una jornada en las playas del altiplano: Capachica, Ccotos y Chifrón. Esta última es la favorita y el mejor escenario para los concursos de belleza que incluye desfiles en ropa de baño y un tonazo «con vista al mar» organizado por las municipalidades locales para fomentar el turismo playero en sus localidades.
Lo cierto es que cada año acuden más turistas peruanos, extranjeros y bañistas locales. Las sombrillas y carpas contribuyen al goce playero y nos consta que la radiación es tan fuerte que «provoca darse un chapuzón para curar el soroche y la resaca». Incluso, no faltan los botes inflables y otros aparejos para flotar aprovechando la ausencia de olas.
Más al sur de Juliaca, pero al otro lado del lago, está la enorme playa de Chatuma, ubicada a casi tres horas de camino desde el aeropuerto y a pocos minutos de Cuturapi y del centro poblado de Chimbo (distrito de Pomata, en Chucuito). Se trata de una de las playas mejor promocionadas y visitadas por turistas extranjeros, quienes recorren su extensa playa de arena -sí, arena- antes de darse un chapuzón revitalizador.
Siempre al sur, pero a solo dos horas del aeropuerto de Juliaca, se encuentra la pequeña península de Titilaca (distrito de Ácora), con la playa de Charcas que es, de lejos, la más bella del Titicaca.
Cuando brilla el sol en Charcas sobresale su arena blanca y el color turquesa de sus aguas. Forma una «U» casi perfecta y cuenta con un enigmático peñón que desvía los fríos vientos altiplánicos. Muy cerca a la orilla emergen unas formaciones rocosas erosionadas por el viento y el agua que simulan enormes cetáceos emergiendo del mar.
En los últimos años, las playas de Charcas se han convertido en el «point» del lado sur-oeste del Titicaca, con playeros durante casi todo el año (mejor en setiembre) y como epicentro de los campamentos para recibir el año nuevo.
En Charcas, además, se da el caso de una playa abierta vecina a uno de los hoteles más exclusivos del mundo cuyo atractivo también radica en los deportes acuáticos.
En la punta norte de Charcas está ubicado el célebre Titilaka Lodge, «donde el cielo, la tierra y el agua se encuentran». Se trata de uno de los alojamientos más acogedores de Puno y figura entre los 15 hospedajes top del mundo elegidos por la célebre guía Relais & Chateaux 2019.
Sus pasajeros son en su mayoría extranjeros (los peruanos tienen un descuento muy especial) que aprovechan el alojamiento para navegar y recorrer circuitos tradicionales puneños. Sin embargo, tienen un muelle perfectamente acondicionado con poleas y sistemas de seguridad para la práctica de kayak de mar y travesía, canoas tipo esquimal, paddle y pequeños veleros.
Hay varios circuitos, pero lo mejor es remar hasta una isla vecina que tiene la forma de un sombrero wari, o navegar por las orillas cubiertas de totora en las vecindades del lodge. El Lodge cuenta, además, con una terraza a orillas de una pequeña playita como para darse un chapuzón y nadar hasta un cercano banco de arena. Todas estas actividades cuentan con todos los sistemas de seguridad, que incluye un bote a motor con un tripulante que no pierde de vista a los navegantes.
La bella arquitectura del Titilaka Lodge resalta en la punta norte de la playa de Charcas, de ahí que basta una caminata de apenas diez minutos para pasear por su amplio escenario de arena blanca donde nunca faltan familias de veraneantes puneños.
Por todo esto, las playas del Titicaca se proyectan como un nuevo atractivo turístico del sur peruano, y una buena razón para purificarnos en el lago sagrado de los incas.
Fuente: La República
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