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Arte popular puneño: El Kusillo

Kusillo, en lenguaje aymara, significa mono. El mono es el animal capaz de hacer todo lo que hace el hombre, ya sea porque, según la teoría evolucionista, descendemos de él, o porque es el animal que posee la capacidad de repetir los actos humanos por imitación.

SU ORIGEN
El hombre altiplánico conoce al mono, no obstante que este animal es de la zona selvática, a la que tiene poco acceso. Pero des­de hace tiempo, acaso siglos, acostumbra recorrer por los pue­blos de la sierra un personaje típi­co, el adivinador de la suerte o el «suertero» como se le suele lla­mar simplemente. El suertero lleva consigo una jaula con un monito, un organillo pequeño y una caja, especie de un archiva­dor de fichas, con unas hojitas de papel en las que están escritas la suerte de las gentes. Cuando se detiene en algún pueblo, sale a la plaza, toca su organillo y el moni­to baila imitando al hombre. Entonces las gentes acuden cu­riosas. El «suertero» los invita a conocer su suerte. Si las perso­nas se deciden, el monito saca una fichita y la entrega al intere­sado a cambio de unas monedas. El hombre aymara ha cogido la habilidad imitativa del mono para expresar, con sentido humorísti­co, los defectos del hombre mes­tizo o blanco al que él genérica­mente llama «misti», y para hacerlo tangible ha creado la danza de los Kusillos o monos.

SU SIGNIFICADO
La danza de los Kusillos significa la danzada de los imitadores de los defectos y habilidades del «misti», como queda enunciado. Los Kusillos, a través de la danza que ejecutan con espontaneidad, imitan al hombre blanco o mesti­zo, y su cualidad peculiar de perse­guir a la mujer campesina. Así lo hicieron los primeros conquista­dores, lo siguen haciendo hoy los mestizos y los blancos y los habi­tantes en general de los pobla­chos. Luego imitan a las autorida­des las características especia­les que suelen tener estas, como el cura, el gobernador, el alcalde. Y finalmente suelen ejecutar una serie de formas de conducta humana con mucha libertad o es­pontaneidad.

LA ORGANIZACIÓN
Esta danza se presenta como la yerba del campo, sin la necesaria existencia de un responsable del cargo.

En cualquier comunidad, espe­cialmente en la provincia de Chu­cuito, un grupo de jóvenes acuer­da presentar la danza y con la ayuda, como es natural, de sus mayores, que contribuyen con la apjata y la jaljata, se organiza la danza.

LOS COMPONENTES
La comparsa se compone de un número ilimitado de jóvenes y unos pocos músicos ejecutando melodías chillonas en pito. Así que los componentes son dos grupos de personas jóvenes to­dos varones: uno, los danzarines formado por jóvenes de los más hábiles para imitar y tomar actitu­des y ademanes graciosos; y otro, los músicos. Al organizarse se seleccionan a través de informa­les concursos a los más diestros en hacer monadas.

Y los músicos son también jóve­nes hábiles en ejecutar el pito. Algunas veces no tienen músicos propios, se adhieren a otras dan­zas, como los Pulís o los Choquelas.

EL ATUENDO
Aunque los personajes de la dan­za hacen de monos, el disfraz que llevan no es propiamente de mono. Cada danzarín lleva unos pantalones negros muy apreta­dos a las piernas, una casaquilla al estilo de las que usaban los antiguos españoles, larga, con cuatro aberturas. La casaquilla cubre el cuerpo hasta las rodillas, dejando amplios volados por el lado de las aberturas, pero muy apretado en el cuerpo y las man­gas. Completa el atuendo un go­rro que cubre toda la cabeza; es decir, rostro y cráneo, dejando aberturas para los ojos y la boca, adornado de diversas piezas que tienen la forma de antenas sobre la cabeza. Lleva también un chi­cote largo de cuero trenzado con mango de fierro. El color de los pantalones es negro y las demás prendas gris, hechas de jerga tejida por ellos mismos, en la que se ha mezclado el negro y el blan­co, dándole una presentación gris.

Fuente: Los Andes

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