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Te esperaré en el cielo…con música sicuriana

Por: Javier Calderón

“Te esperaré en el cielo” (Fidel Mendoza, Universidad Nacional de Juliaca 2016), es una novela con un fuerte componente sentimental. ¿Qué tiene que ver un libro con las reseñas de conjuntos musicales que he estado haciendo? Pues mucho. Y es que en esta narración confluyen diversos temas como la extrema violencia en la época terrorista, los excesos cometidos por miembros del Ejército Peruano, tragedia, romance, música sicuariana, religiosidad…le dan un soporte bastante sólido.

Siguiendo con el objetivo de esta serie de artículos que se publican cada fin de semana, debo destacar una cualidad de la obra y está referida a los sicuris (intérpretes del sicu). Santiago, personaje principal, pertenece a un conjunto que se prepara para amenizar la festividad del Niño San Salvador, Santo Patrono del pueblo con el mismo nombre. El director musical es Macario. “-Señores socios, buenas tardes. Ayer vino el señor Coco Valdivia alferado de la fiesta…me propuso contratarnos. Dijo que le gusta nuestra música y quiere que amenicemos para él…También me dijo que el otro alferado contratará a los “Intercontinentales aymaras”, …ellos han grabado tres discos. Tenemos que interpretar nuevas melodías…” (Págs. 35 – 36)De allí en adelante los ensayos no cesan pese al constante asedio de los subversivos.  Ningún ataque terrorista amilanó a los integrantes. Macario informaba: “Socios, anoche incendiaron el local, nuestros instrumentos y uniformes están cenizas…pero…no dejemos que nos asusten, debemos estar unidos. Los instrumentos vamos a conseguir. Esta mañana ya envié a mi cuñado a Juliaca, para que compre una tropa de zampoñas, más tres bombos. Tenemos que seguir, entre diez músicos todavía podemos amenizar” (Págs. 80-81)El autor reafirma esta condición que han tenido a través de los años los diferentes conjuntos sicurianos. Esos cimientos han permitido que en la actualidad la práctica del sicu se haya extendido a diferentes urbes de Latinoamérica y también Europa.

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Evidentemente las huestes terroristas infundían miedo. Para los integrantes, era la música una especie de refugio, un consuelo a la constante angustia, un momento de paz manifestada en los huayños interpretados cuando las tardes languidecían en San Salvador. En el último tramo de la novela, el autor narra con destreza la incursión terrorista al pueblo. Los subversivos con extrema crueldad asesinan a las autoridades, hombres mujeres y niños. Uno de los momentos cumbre es, cuando matan al hijo de una señora, quien en su agonía logra alcanzar el cuerpo del joven: “Hijo mío, te esperaré en el cielo”. (Pag. 204). Al día siguiente del atentado el panorama pueblerino era desolador. Pese a la desgracia, la vida debía continuar y así fue, cuando llegó la festividad de San Salvador.

Otro pasaje cargado de ese componente sentimental que está arraigado en quienes habitamos el Altiplano, es la antesala a la celebración. Santiago se casa clandestinamente con Gilma, una de las mujeres más bellas de la zona y le pide a su mejor amigo, Cayetano ser el testigo de esa unión. Concretado el objetivo ambos celebran: “Celebramos mi boda…nos paramos para cantar abrazados una composición de Gaspar Aguirre, que solíamos interpretar en las fiestas. Era una melodía muy especial que nos partía el alma. Nos recordaba nuestra condición de mortales, regamos las mejillas con lágrimas. Y ante este ritmo postrero/sigamos bailando cholita/quien sabe al año venidero/ me encuentres/en una tumba descansando/tal vez olvidado/comido ya por los gusanos” (Pág. 211).Pese a todo en San Salvador se desarrolló la festividad. “Salimos en comparsa ejecutando las zampoñas…Coco Valdivia bailaba con su mujer. La única pareja se desplazaba a gusto tratando de esconder las tristezas del pueblo. La plaza…estaba ocupada por soldados armados hasta los dientes…” (220)En “Te esperaré en el cielo”, son las melodías sicurianas lanzadas al viento, un clamor de esperanza, un grito de resistencia, el anuncio de un mañana mejor.

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Fuente: Los Andes

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Harthley Vela

¡Hola! Soy Harthley, orgullosamente puneño y apasionado por la riqueza cultural de mi tierra. Me formé como Administrador de Negocios Internacionales y actualmente dirijo Vive Candelaria, un espacio dedicado a celebrar la Festividad de la Virgen de la Candelaria y el maravilloso folklore puneño. He tenido el honor de ser reconocido por el Congreso de la República, la Municipalidad Provincial de Puno y la Federación Regional de Folklore y Cultura de Puno por mi labor en proyectos como InfoPuno y la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, donde he trabajado para promover nuestras tradiciones a nivel nacional e internacional. Este blog es un homenaje a Puno, a sus danzas, su música y sus misterios. Mi objetivo es conectar con personas que comparten el amor por el folklore y transmitir la magia de nuestra herencia cultural. Si amas las tradiciones de Puno tanto como yo, ¡te invito a descubrirlas juntos!

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