Uno de los pocos puneños que ha llegado a ocupar un cargo al nivel ministerial es Paulo Vilca Arpasi, quien ha trabajado la temática cultural. En esta entrevista opina sobre diversos temas y sugiere algunas políticas culturales.
1.- Cuando hablamos de gestión cultural, ¿de qué estamos tratando?
De una labor que consiste en poner en contacto a la sociedad con la cultura. De lo que se trata es hacer de la cultura un activo ético, político y económico para la consecución de una sociedad democrática, diversa e intercultural. Y, por supuesto, ello implica que la cultura tenga un rol fundamental en el desarrollo pleno de las personas.
2.- ¿En el país hay una adecuada gestión cultural?
Existe una visión fragmentada y muchas veces restringida de la cultura en nuestro país; ello se expresa en la ausencia de una política pública integral que vaya más allá de la conservación de nuestro importante patrimonio cultural. A veces se cree que cultura son solamente los grandes monumentos o las grandes obras artísticas y se deja de lado que la cultura está en nosotros mismos y en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, estuve hace poco en Nuñoa y fue muy triste escuchar a un dirigente quechua hablante que negaba su condición indígena porque tenía la idea de que ello lo hacía una persona inferior. Mientras persista una visión que trata de forma peyorativa lo indígena en nuestro país, no podemos hablar de una gestión cultural exitosa.
3.- En los últimos años, ¿Qué ha estado fallando en cuanto a este tema?
Uno de los grandes problemas es la creencia de que la cultura no tiene la misma importancia que otros sectores. Eso se expresa en el ínfimo presupuesto con que cuenta el Ministerio de Cultura; pero no se trata solamente de un asunto económico, también persiste una visión elitista y centralista de la cultura. Hasta ahora se siguen tomando las grandes decisiones políticas en Lima. En este punto no hemos avanzado nada.
4.- ¿Cree que hay un aprovechamiento de la cultura para fines económicos, mediante el turismo? ¿Lo distorsiona?
Sin duda los intereses económicos son un factor que puede distorsionar el acceso y ejercicio de nuestra cultura. Y no se trata solamente de que ciertas empresas o personas lucren con el acceso a ciertos sitios culturales o intervengan en la organización de determinadas actividades; el problema puede ser mucho más grave, como lo demuestra el caso de la política minera, que sostenidamente viene negando el derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas por consideraciones de índole económica.
5.- En la región Puno se habla mucho de la ausencia de políticas culturales ¿Piensa lo mismo?
En Puno la cultura lo es todo. Somos el origen de una civilización y un lugar de encuentro de quechuas, aymaras y mestizos, todo lo cual se expresa en las lenguas que se hablan en nuestras calles, las danzas que han hecho de la Festividad de la Candelaria la fiesta más importante del país, pero también en la música contemporánea, las artes plásticas y la literatura que crean nuestros jóvenes, entre muchas otras manifestaciones. Sin embargo, no existe una entidad que desde la región asuma la responsabilidad de poner en valor nuestra cultura. Sin recursos institucionales no hay políticas culturales.
6.- En los últimos años hay una especie de fiebre por declarar como patrimonio cultural nuestras danzas y una serie de manifestaciones culturales ¿Cómo ayuda esto?
Es importante reconocer el valor de la cultura, pero esto no puede quedarse en algo meramente declarativo. Si una danza es reconocida como patrimonio cultural, ello debería implicar una política pública que garantice su conservación, difusión y recreación. Una resolución o un diploma no son suficientes.
7.- La festividad de la Virgen de la Candelaria es hoy Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ¿qué rol les toca a las entidades organizadoras de esta manifestación? ¿Lo están cumpliendo?
La Festividad de la Candelaria es la fiesta más grande del país, pero su gestión ocupa principalmente a organizaciones y personas de la ciudad de Puno, ya que ni siquiera puede decirse que toda la región se implica en la organización. No quiero decir con esto que la capital de la región no juegue un rol clave en su gestión, sino que es necesario contar con la participación decidida de otros actores públicos y privados del ámbito nacional para garantizar un escenario adecuado, una promoción y una difusión lo más amplia posible, medidas efectivas de seguridad, la inclusión de paquetes turísticos para que los visitantes se trasladen a otros lugares de la región, entre otros aspectos.
8.- En nuestro departamento siempre se dice lo siguiente: “El carnaval de Oruro es cuestión de estado para Bolivia, pero la Candelaria es más una cuestión regional”. ¿Esto es verdad?
Efectivamente, en Bolivia, la fiesta en Oruro es un acontecimiento nacional. Pero no se trata de buscar hacer lo mismo. Creo que la Candelaria tiene el potencial de convertir a nuestra región en el centro cultural y ecológico más importante de América del Sur. Mientras en Cusco tenemos al pasado incaico, en Puno tenemos viva la cultura andina, una geografía inigualable con nuestro Lago Titicaca ubicado en medio del Altiplano, y nuestra Amazonía con la mayor biodiversidad del mundo. Ojalá en algún momento logremos poner en valor toda esa riqueza.
9.- ¿Qué está faltando en la organización de la festividad de la Candelaria?
La Candelaria ha crecido mucho y se ha hecho más conocida en el país. Hay que felicitar a los impulsores por ese logro. Pero creo que debemos ser mucho más ambiciosos. El siguiente paso es hacer de Puno el centro de la cultura en Sudamérica.
10.- Finalmente, ¿Cree que la festividad es conocida en el país y el mundo?
He recorrido varios lugares en el mundo hace algunos meses y sin duda aún tenemos mucho camino por recorrer. Inclusive en nuestros países vecinos no son muchos los que conocen nuestra Festividad. Ojalá esto cambie en el futuro cercano, ya que la Festividad de la Candelaria es un acontecimiento maravilloso que merece ser conocido por todo el mundo.
