El balcón del Conde de Lemos

Seguramente muchos de nosotros, al pasar por allí, apenas y le prestamos atención. Es más, quizás algunos ni siquiera sabemos de su existencia. No obstante esto, el Balcón del Conde de Lemos, podría decirse es testigo silencioso del trajinar histórico de Puno, sigue ahí, desde hace más de 300 años, vigilándonos cual inmortal recuerdo del tiempo de nuestros antepasados.

Este monumento histórico se erige, ostentoso, en la intersección de la calle del mismo nombre (Conde de Lemos) y la calle Deustua, al costado lateral derecho de la Basílica Catedral de Puno. En los últimos años, y tras su reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Nación, fue restaurado y utilizado, después, como sede administrativa del Instituto Nacional de Cultura en esta parte del país.

Y es que su importancia no es para menos. Su valor histórico, que custodia un recuerdo memorable evoca tiempos virreinales anteriores incluso a la construcción de la Catedral de nuestra ciudad. Desde allí, según datos de los cronistas, el virrey de turno mandó ajusticiar a los hermanos Salcedo, entonces explotadores de las minas de Laykakota que emprendían una revuelta en la región.

Es menester aclarar que el Balcón del Conde de Lemos se edificó aproximadamente a fines de la primera mitad del siglo XVII, y que lleva tal nombre porque alojó al virrey Pedro Fernández de Castro y Portugal, Conde de Lemos, vigésimo noveno virrey y vigésimo tercer Gobernador del Perú, cuando llegó a Puno, exactamente el 03 de agosto de 1668.

Asimismo, que de la casona colonial original se conservan solamente dos ambientes, uno ubicado en el primer piso y el otro en el segundo; en tanto que el resto, conforme han pasado los años, y debido al deterioro natural de sus componentes, se refaccionó muchas veces, siempre procurando dejar intacto el balcón principal, así como algunos detalles importantes y distinguibles.

Dicen los cronistas que, cuando se construyó, Puno “era apenas una pascana”, que la Catedral no existía y que, “con tanto espacio a disposición, no era dable construir una casa con endeble balcón que pudiera resistir más de 300 años”. Sin embargo, otra es la realidad: el balcón sigue imponente y parece poder estar así muchos años más.

Cabe mencionar, de otra parte, que el Balcón del Conde de Lemos no sólo sirvió como alojamiento ocasional para el virrey citado, sino que también inspiró a muchos artistas y visitantes, entre los que destaca el pintor y aficionado arqueólogo alemán Carlos Dreyer, quien lo ha reproducido en un óleo, teniendo la Catedral como fondo.

Es el único y más antiguo Balcón en la Región. La casa y el balcón fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación mediante R.S. Nº 505-74-ED, de fecha 15 de octubre de 1974.

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